Estuve sentada una tarde esperando.
Una tarde incompleta, interminable.
Si no hubiese sido por ti, me lo habría imaginado
No más suspenso, no más agonía.
Pero no, no eras tú en absoluto.
Esa persona que esperaba se había ido,
Había tomado todo y sin decirlo.
Y sin embargo esa tarde espere, espere lo inevitable
Espere a que sucumbieran lentamente mis brazos,
A que tus dedos suplicaran mi llanto
Y tu llanto destrozara mi alma.
Espere a que todo el amor se me desbordara,
Y que tus brazos me envolvieran en tu pecho,
Como una brisa fingida y sin dolor..
Y te besé.
Te besé suavemente y sin pedirlo
Con lágrimas en los ojos
Con odio con miedo y con amor
Te besé con todo lo que tuve para darte en ese momento.
Poco después, el dolor te saco una sonrisa
No yo.
Pero aun así la hice mía
Hice mía esa sonrisa
Hice mío cada momento
Y no pudiste darme más que eso
Y no pude pedirte nada.
Y así, muriéndonos, agonizando en nuestro lecho de muerte
Agonizando como quien muere sin previo aviso,
Me sentí feliz.
Vi nuestra vida pasar frente a mis ojos,
Vi nuestras tardes de ensueño, nuestros sueños, nuestros cansancios
Vi nuestro amor sin verte a los ojos.
Y te dije adiós.